martes, 4 de septiembre de 2007

-Murallas de Burgos


Los restos de la muralla que hoy contemplamos se corresponden con las obras realizadas a instancias de Alfonso X el Sabio a partir de 1276. Como es lógico, la ciudad de Burgos contaba con otra muralla anterior, mandada construir por Alfonso VIII, que se había quedado pequeña para acoger a los barrios que, a lo largo de los siglos XI, XII y XIII, habían crecido fuera de sus puertas. Las obras de la nueva cerca se prolongaron durante más de un siglo y fué construida con sillarejo procedente de Hontoria y de Atapuerca.
Cuando se finalizó, contaba con 93 torres circulares o cubos y doce puertas: San Martín, Judería, los Tintes, Santa Gadea, Santa María, las Carretas, San Pablo, San Juan, Margarita, San Gil, San Esteban y el Castillo.
El Paseo de los Cubos que recibe su nombre de las torres que se sitúan en esta zona de la antigua muralla, es una de las partes mejor conservadas de la cerca medieval, que fue derribada, en su mayor parte, en los siglos XIX y XX.
Al final de éste paseo, poco antes de que la muralla haga un quiebro en ángulo recto, aparece la sencilla puerta de la Judería que daba acceso a la aljama burgalesa. En la esquina se sitúa el Torreón de doña Lambra.
Las razones por las cuales se amuralló la ciudad fueron varias. Burgos se había convertido en un lugar de gran peso político aliado de la Corona, por lo que resultaba blanco fácil para los ataques de los nobles insurrectos. Pero también la muralla representaba la separación física del mundo urbano respecto al rural, facilitando el control fiscal, el cobro de impuestos e incluso la protección en momentos de epidemias.

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