miércoles, 3 de octubre de 2007

-Urraca I de Castilla


Fue la primera mujer que reinó sola en Castilla y León. Fogosa, valiente e indómita, protagonizó una tumultuosa relación sentimental con su segundo esposo, el rey Alfonso I de Aragón y Navarra, mientras mantenía a toda costa su empeño por ser una soberana libre y despojada de cualquier yugo masculino.


Nace el 24 de junio de 1081 en León, y es hija de Alfonso VI de Castilla y Constanza de Borgoña.

Es prometida e 1087 al Conde francés Raimundo de Borgoña, quien ha venido acompañando a su tía Constanza para su matrimonio con el rey castellano. Urraca no ha cumplido aún los 7 años.

Contrae matrimonio con el conde francés en 1090, recibiendo como dote el Condado de Galicia.

Con este primer esposo tuvo dos hijos: Sancha y Alfonso, futuro Alfonso VII. Casó en segundas nupcias con el rey de Aragón y Navarra Alfonso I el Batallador.

Cuando el rey Alfonso murió, delegó en su hija, Urraca, la facultad de reinar en Castilla y León. A efectos de consolidar su corona, aceptó desposarse con Alfonso I «el Batallador», rey de Aragón y Navarra.

Durante los casi cinco años que duró el matrimonio, doña Urraca y su esposo protagonizaron encendidas discusiones que acabaron en episodios de malos tratos, encierros y reconciliaciones ardorosas ante la perplejidad de sus súbditos, los cuales no tenían claro qué facción debían defender en cada momento de la perenne riña conyugal. En 1114 ocurrió lo inevitable, y Alfonso I repudió a su esposa, y volvió a Aragón. Ésta, aliviada por el hecho, reinó en solitario sin querer desposarse por tercera vez, aunque sostuvo diversos romances con nobles de su corte.

Después de la separación, la reina se declaró enemiga de Alfonso el Batallador, que a su vez intentaba una y otra vez recuperar el gobierno sobre León y Castilla. Mientras, el obispo de Santiago, Diego Gelmírez, aprovechó la situación para intrigar en su beneficio, tratando de apoderarse de la voluntad del futuro rey Alfonso. Hubo incluso un intento de coronación anticipada en Toledo. A pesar de todas estas intrigas, doña Urraca y su hijo llegaron a entenderse y se unieron en contra de todos estos enemigos.

El 8 de marzo de 1126 Urraca I falleció en la ciudad de Saldaña (Palencia) después de, según parece, haber dado a luz a su tercer hijo, cuyo padre era el conde don Pedro González de Lara, último amante oficial de la monarca. Por expreso deseo suyo, fue enterrada en el monasterio de San Isidro, en León, aunque posteriormente su cuerpo sería trasladado a la catedral de Palencia, donde reposa en la actualidad.

La sucedió su hijo Alfonso, con el nombre de Alfonso VII de León y Castilla, más tarde apodado el Emperador.

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