lunes, 14 de junio de 2010

-Benigno Barbadillo

Benigno Barbadillo nació en Covarrubias en 1783. Cruzó el océano y se instaló en México. Con el dinero que hizo regresó a España en 1821 y fundó una bodega en Sanlúcar de Barrameda. Hoy es un imperio que lidera el mercado de la manzanilla.

Habrá que imaginar a Tomás Barbadillo, el tío de América, describiendo a la familia de Covarrubias por qué México era una tierra de promisión, un lugar en el que, en pocos años, él mismo había amasado una verdadera fortuna. Y habrá que figurarse al joven Benigno Barbadillo, el sobrino más resuelto, leyendo aquellas cartas que venían de ultramar y soñando con poder cruzar un día el océano. No debió ser muy diferente, porque en cuanto se hizo un joven de provecho se fue al reclamo de su tío llevándose con él a su primo del alma, Manuel López Barbadillo. Ambos recalaron en México y trabajaron en los negocios del tío Tomás, que eran de lo más variopinto: ventas de inmuebles, boticas, préstamos e importación de vinos españoles.
Benigno, que había nacido en Covarrubias en 1783, hizo fortuna y aprendió mucho en aquellos años, sobre todo en lo referente a vinos. El burgalés tuvo que combatir contra los insurrectos aztecas, por eso, cuando en 1821 se decretó la independencia de México del imperio español, estimó concluida su etapa americana. Benigno y su primo Manuel regresaron a España ese mismo año, pero estos indianos burgaleses no se instalaron en su Covarrubias natal, sino en la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda. No perdieron el tiempo: antes de fin de año adquirieron una bodega y desde ese momento iniciaron la elaboración de vinos.
De carácter emprendedor, y con un gran olfato para los negocios, Benigno estableció pronto contactos que le acabarían reportando enormes beneficios. Su empresa comenzó a vender vino a la familia Osborne, y desde el primer instante exportaron sus caldos al extranjero. Sólo cinco años después de poner en marcha la bodega, Londres y Filadelfia conocieron el vino de jerez que los burgaleses fabricaban. Fue entonces, a mediados de la década de los 20, cuando apareció por primera vez la denominación de ‘Manzanilla’ en uno de los vinos de Barbadillo. El éxito del caldo fue enorme. Sin embargo, Benigno no pudo disfrutarlo por muchos años: falleció en 1837. Pero para entonces la proyección de la bodega era ya imparable. Su primogénito, de nombre Manuel, tomó las riendas del negocio, ampliándolo con importantes alianzas.

Ya en 1863, el nieto del burgalés fundador de la primera bodega, llamado Antonio, bautizó el incipiente imperio vinícola con el apellido familiar: Bodegas Barbadillo, con el que ha llegado hasta nuestros días. Y es que el sueño del indiano burgalés sigue siendo hoy una realidad que goza de una excelente salud.

Lidera con una cuota de existencias superior al 50 por ciento el mercado de las manzanillas; es propietaria de más de 500 hectáreas de viñedos y controla todos los procesos desde la viña, crianza, embotellado y distribución. Y desde el año 2002 cuenta con el Museo Barbadillo de la Manzanilla, donde se exhibe el riquísimo patrimonio bodeguero, a la sazón uno de los más importantes de España. Sus bodegas rodean el Castillo medieval de Santiago y ocupan una superficie total de más de 75.000 metros cuadrados con capacidad para 35 millones de litros, lo que la convierte en la mayor de la zona. En la actualidad, Bodegas Barbadillo está presente en más de 50 mercados, entre los que se encuentran Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda, Dinamarca y Estados Unidos. Casi dos siglos después de que la fundara el burgalés, sigue siendo una empresa familiar.

Barbadillo elabora en la actualidad el primer vino blanco de Andalucía y el más vendido en España, que lleva el nombre de Castillo de San Diego. En el año 2000 inició un fuerte proceso de diversificación que ha llevado a Bodegas Barbadillo a la internacionalización de las principales marcas, al desarrollo de un tinto Andaluz, Gibalbín, así como la apertura a otras denominaciones de origen y proyectos directamente relacionados con su actividad empresarial, tal es el caso de la incorporación de Bodegas y Viñedos Vega Real de la D.O. Ribera del Duero, la de Sierra de Sevilla, comercializadora de productos procedentes de cerdos Ibéricos criados en el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla - ambas empresas pertenecientes a Barbadillo al 100% - y más recientemente, en 2007, la adquisición del 76% del accionariado de Bodega Pirineos en la Denominación de Origen Somontano.  
Fuente: www.diariodeburgos.es R. Pérez Barredo

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