domingo, 20 de junio de 2010

-Más de 5.550 yacimientos arqueológicos en Burgos eclipsados por Atapuerca.

No son Atapuerca, pero toda la geografía provincial está salpicada de yacimientos paleontológicos y arqueológicos que también aportan su granito de arena al conocimiento de la evolución humana y que, desde hace años, viven a la sombra de los hallazgos que han dado la vuelta al mundo porque a día de hoy son los que más han aportado al conocimiento de la especie humana. En la provincia hay localizados e inventariados unos 5.500 yacimientos prehistóricos, desde el Paleolítico Inferior hasta la Edad Moderna, aunque según los expertos la cifra puede llegar hasta los 7.000 porque el catálogo se hizo con prospecciones aleatorias y crece todos los años.

Buena parte de esos yacimientos pertenecen a asentamientos romanos y despoblados medievales, aunque en esta provincia se puede estudiar cualquier época. «Tenemos yacimientos de todas las edades y momentos, hay valles que son muy ricos en ocupaciones prehistóricas y zona como Monasterio de Rodilla que son muy ricos en yacimientos romanos, al igual que Tardajos; Arce Mirapérez (Miranda), las necrópolis de la Sierra, las ermitas rupestres o los dólmenes de Sedano. Hay mucho de todo», apunta desde el Servicio Territorial de Cultura.

Ese catálogo, que es un instrumento de conocimiento y de protección que permite a la Administración regional tutelar y conservar ese patrimonio, se actualiza diariamente y por ello se van incorporando todos aquellos yacimientos que aparecen al ejecutar obras públicas o particulares. «En muchos municipios la normativa urbanística incorpora la obligación de hacer intervenciones arqueológicas y en función de las mismas se va incrementando el inventario con un buen número de enclaves», apunta desde el Servicio Territorial de Cultura. «Los años que se ha trabajo mucho en evaluaciones de impacto ambiental y proyectos urbanístico, que llevan vinculadas intervenciones arqueológicas, lógicamente el volumen de yacimiento ha sido mayor, pero este año debido a la crisis se ha reducido el nivel de trabajo y se han identificado menos, pero es un inventario que normalmente está en evolución», manifiestan desde el Servicio Territorial de Cultura, a la vez que reiteran que lo importante es «tenerlos catalogados y documentados».

En ese catálogo se incluyen yacimientos de todas las zonas de la provincia, aunque cada una de ellas es rica en restos de determinadas épocas. En Las Merindades, donde las ocupaciones prehistóricas se identifican peor porque existe mucha vegetación, predominan los yacimientos medievales, mientras que en la comarca de La Bureba hay una elevada densidad de yacimientos romanos y la Ribera del Duero guarda un número importante de enclaves prehistóricos que van desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce. «Toda la ocupación prehistórica del valle de río Gromejón, de la ribera del Duero, en la Edad del Bronce Calcolítica es impresionante, «hablar de uno o varios yacimientos en la provincia es difícil», indican desde la Administración regional.

A pesar de esa dificultad, y por la importancia de sus restos arqueológicos y paleontológicos, hay declaradas y protegidas dieciséis zonas arqueológicas en la provincia, es junto a León la que más yacimientos arqueológico tiene inventariados. Entre esos tesoros destacan Atapuerca, Clunia, Peña Amaya, la Ulaña y Ojo Guareña, aunque también son dignos de resaltar los dólmenes de Sedano, la cueva de Valdegoba (Huérmeces) o Penches (Barcina de los Montes), Tedeja (Trespaderne), la Cueva del Puente (Villalba de Losa) o las necrópolis de Quintanar de la Sierra, así como los restos de dinosaurios e icnitas de la zona de Salas de los Infantes, entre otros.

Eclipsados por los grandes descubrimientos que aporta la Sierra de Atapuerca, la mayor parte de estos yacimientos permanecen en el anonimato y excepto en un par de casos, como son la ciudad romana de Clunia y el de los dinosuarios en la zona de Salas de los Infantes, en los últimos años, en parte por falta de subvenciones, no se han realizando en ellos ni excavaciones ni proyectos de investigación, aunque este año se volverá a trabajar en media docena. «El investigador que tiene interés presenta una solicitud en la Dirección General de Patrimonio y allí se decide si se financia o no», indican de la Junta, a la vez que aseguran que «el número de peticiones han descendido mucho y el motivo por el que se cerró la línea de subvenciones es porque luego faltaban muchas memorias, se excavaba mucho y luego no había resultados, solo se hacía el trabajo de campo».

Además de esos en los que ya se han realizado algunos trabajos, hay cientos de enclaves que permanecen ocultos -muchos de ellos se encuentran en terrenos cultivados- que esperan su oportunidad para mostrar la riqueza que atesoran y que permanece enterrada porque nadie ha mostrado interés por sacarla a la luz.
Contrariamente a lo que pudiera pensarse, el boom mediático que han logrado los yacimientos de Atapuerca no ha generado un mayor interés por la arqueología en al provincia y se puede afirmar que Atapuerca no ha sido en ese sentido un revulsivo, aunque lo que sí se han incrementado son las peticiones que realizan los ayuntamientos para poner en valor su yacimientos como un recurso turístico más. En algunos casos, como por ejemplo el de los dinosaurios de Salas o la ciudad romana de Clunia, estos yacimientos se han convertido en el principal reclamo para un turismo que va en aumento y que crecerá aún más cuando entre en funcionamiento el próximo mes el Museo de la Evolución Humana.

Con un legado patrimonial tan importante y disperso, garantizar su protección es tarea casi imposible y todos los años se presentan numerosas denuncias por los expolios que muchos de ellos sufren. En muchos casos, los que nos cuentan con vigilancia, la agresión es permanente sin que se puedan articular medidas de protección eficaces para todos ellos porque es difícil valorar su potencial.
Pero también en los que cuenta con guardas o vigilantes se producen robos. En lo que va de año, según indican desde el Servicio Territorial de Cultura, se han denunciado cuatro o cinco robos en la ciudad romana Clunia y Peña Amaya, dos lugares donde la Junta tiene guardas y por lo tanto se sabe que los dueños de lo ajeno han estado, pero uno se pregunta qué no estará pasando en los que no hay ningún tipo de vigilancia.

Fuente: diariodeburgos.es 

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