jueves, 28 de julio de 2011

-Buscando en el Castillo la vieja iglesia de San Román.

Un equipo de cuatro arqueólogos realizarán durante las próximas semanas una serie de catas en la fortaleza del Castillo con el objetivo de localizar la antigua iglesia gótica de San Román, que fue volada en 1812 por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia.

La actuación se llevará a cabo en el lugar que ahora ocupa el mirador del Castillo, aunque se desconoce el sitio exacto. Los arqueólogos contarán para orientarles con el estudio que ha realizado el Foro para el Estudio de la Historia Militar, que trabaja desde hace décadas en recuperar escenarios desaparecidos en la contienda. «El objetivo es conocer el lugar exacto en el que se encontraba esta iglesia a la que acudían los vecinos que vivían en la zona alta de la ciudad y que fue volada cuando se produjo el asalto al Castillo de la tropas francesas durante la Guerra de la Independencia», indicó el alcalde, Javier Lacalle, tras mantener una reunión con los miembros de este foro.
De la existencia de la iglesia de San Román hay documentos de 1103, que la situaban entre las más grandes e importantes del Camino de Santiago. Por ella pasaron miles de peregrinos que atravesaba la ciudad para ir a visitar la tumba del Apóstol Santiago. Poco se conoce de cómo era su planta, su estilo o cuál era su distribución, ya que la documentación de la misma desapareció con la voladura. Lo que sí que se sabe es que en el momento de su desaparición, el templo se utilizaba como lugar de apoyo en el asalto al Castillo.
De este modo, según los expertos es probable que en las labores arqueológicas aparezcan restos humanos de los soldados que fueron sepultados en la contienda. Una de las arqueólogas que ha colaborado con el Foro para el Estudio de la Historia Militar asegura que en toda la zona del Castillo pueden encontrarse restos de las tropas que intervinieron en la contienda como han puesto de manifiestos otras actuaciones arqueológicas que se han llevado a cabo en la zona del Castillo.
Los trabajos costarán 12.000 euros y serán abonados por el Ayuntamiento debido al interés que existe por dar a conocer a la ciudadanía nuevos aspectos sobre la historia del Castillo. Por el momento, hay cuatro sitios posibles en los que pudo estar la iglesia, pero hay uno que tienen más posibilidad que los otros.

Bicentenario del asalto

En noviembre de 2012 se celebrará el bicentenario del asalto al Castillo y el Ayuntamiento quiere celebrarlo por todo lo alto con numerosas actividades que ya está empezando a preparar el Instituto Municipal de Cultura. El alcalde se comprometió a realizar una programación estable anual coincidiendo con el levantamiento del 18 de abril.
Además, el IX Foro Internacional de la Historia se celebrará el próximo año en Burgos aprovechando esta conmemoración. El encuentro de este año tendrá lugar, en octubre en Valencia aprovechando el bicentenario de la Batalla de Sagunto. «El próximo año es un buen momento para celebrar el sitio del Castillo, que no se llegó a tomar hasta 1813 por su voladura por las tropas francesas. Burgos es un sitio emblemático en la Guerra de la Independencia», indicó José María Espinosa de los Monteros, presidente del Foro para el Estudio de la Historia Militar.    

Fuente: www.diariodeburgos.es

-Descubierto un fémur humano de 500.000 años en la Sima de los Huesos.

Los investigadores que trabajan en el yacimiento de la Sima de los Huesos, bajo la dirección de Juan Luis Arsuaga, han descubierto un fragmento de fémur humano durante el último día de campaña de excavaciones. Tiene 500.000 años y pertenece a la especie Homo heidelbergensis.
El fémur, que presenta la mitad superior de la diáfisis (caña), es de gran interés porque aportará información muy útil sobre la estatura y peso de estos homínidos. Los investigadores no descartan que se pueda completar el fémur con algún resto de años anteriores. Además, el nuevo hallazgo amplía la superficie del yacimiento con restos humanos y augura grandes descubrimientos en los próximos años de esta década. «No es fácil encontrar este fósil en los yacimientos, pero en la Sima de los Huesos tenemos muchos esqueletos y la probabilidad es más alta. Este fémur nos ha hecho mucha ilusión porque pensábamos que en la zona solo había restos de osos, pero hemos visto que también hay fósiles humanos, de modo que amplía el área en la que potencialmente podíamos encontrar humanos», indicó el codirector de la excavaciones, Juan Luis Arsuaga.

El investigador considera que el fémur es uno de los huesos más importantes del registro fósil porque aporta muchos datos. «Al estar roto nos dice cómo se han distribuido los esqueletos, cómo fueron transportados o cómo cayeron. También nos da datos sobre peso, estatura o sexo».
La campaña de excavación en la Sima de los Huesos se ha dedicado a precisar las relaciones espaciales entre las diferentes unidades estratigráficas con el objeto de reconstruir la historia del yacimiento. Para ello, se ha intervenido en la zonas de contacto entre las arcillas con fósiles humanos de hace medio millón de años y el depósito posterior de huesos de oso y otros carnívoros como el león. También se ha recuperado un gran número de fósiles de oso, destacando un cráneo muy completo de este animal.
El sedimento que contiene fósiles humanos se ha excavado poco, a pesar de lo cual se han hallado algunos fragmentos pequeños de cráneo humano, dos restos de costilla y un diente.

Fuente: www.diariodeburgos.es



El equipo de la Sima de los Huesos, que hasta ayer se encuentraba con el trabajo de campaña en los yacimientos de Atapuerca, cerró el año de investigación de campo con una sorpresa en forma de fémur adulto. «No contábamos con él porque este año hemos excavado la zona donde se encuentra una osera posterior a la acumulación de fósiles humanos», comentó el codirector de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga. Hasta ahora los cráneos, la pelvis y más de 6.000 fósiles de Homo heidelbergensis de 500.000 años se localizaron en un espacio que se ha abandonado este año para atacar la zona lateral de yacimiento que acumula 300 fósiles de oso, entre los que se ha recuperado este año un cráneo.  Pero también se detectó un contacto entre el nivel de osos y el nivel de fósiles humanos que es donde el pasado 25 de julio se descubrió parte de este fémur adulto que representa la mitad de la diáfasis. «Es un fémur adulto y está muy bien porque la mitad de las colecciones que tenemos son infantiles y juveniles. Ahora cuando lleguemos al laboratorio tendremos que ver si compagina con otros restos recuperados en campañas pasadas», apunta Arsuaga quien incide en «la importancia de contar en Sima de los Huesos con fósiles postcraneales de los que hay un gran déficit en las colecciones de huesos». Este fósil humano se une a algunos fragmentos pequeños de cráneo humano, dos restos de costilla y un diente. Este fémur permitirá «ofrecer datos muy buenos sobre estructuras óseas, altura o peso de esta especie en la edad adulta».
Al localizar en tan sólo una campaña los restos de fósiles humanos bajo la osera, da idea de su posible amplitud. «Al excavar hemos visto por debajo más fósiles humanos y creo que en los próximos diez años podremos encontrar los restos que nos faltan de los 30 individuos de los que ya tenemos huesos en el laboratorio y creo que en los próximos años se irán completando los esqueletos, no todos porque algunas piezas no se conservan, pero sí estarán más completos», apunta el codirector.
El Yacimiento de la Sima de los Huesos se encuentra a 13 kilómetros y se accede a él a través de grandes galerías y estrechas gateras desde la entrada de Cueva Mayor. Este espacio ha aportado el mayor registro fósil de Homo heidelbergensis de Europa y está datado en 500.000 años de antigüedad, una fecha que se está corroborando con nuevas investigaciones en el Cenieh. La acumulación de hasta 30 individuos en un mismo yacimiento,  junto a la localización de una pieza de sílex de gran belleza y singularidad (Excalibur) hace pensar que ésta es la primera acumulación intencionada de fósiles y que los individuos fueron depositados por sus congéneres convirtiéndose, según estas hipótesis, en el primer rito funerario de la humanidad.

Fuente:www.elcorreodeburgos.com

sábado, 23 de julio de 2011

-Finaliza la campaña 2011 en Atapuerca.

Tras mes y medio de trabajo de campo, ahora los restos encontrados en Atapuerca serán trasladados a los diferentes laboratorios para su restauración y análisis. De la investigación saldrán luego publicaciones sobre el clima en el que vivieron nuestros antepasados, su comportamiento o su aspecto físico.

Sima del Elefante

Al realizar los trabajos de vaciado del camino para la instalación de un puente se han localizado 12 traviesas del denominado Ferrocarril Minero, construido a finales del siglo XIX. Dichas traviesas han sido documentadas y trasladadas al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana con el fin de ser restauradas. Durante los trabajos de excavación de los sedimentos pleistocenos se han recuperado diferentes restos de bóvido en semiconexión anatómica, entre los que destaca un cráneo prácticamente entero. El estudio de estos materiales aportará nuevos datos para conocer cuál era la especie de bóvido que habitó en Atapuerca hace un más de un millón de años.

Gran Dolina

En la parte inferior de este yacimiento (TD6/TD5) se han recuperado algunos restos de herbívoros asociados a abundantes mordiscos de carnívoro y coprolitos. Parece ser que la cueva fue utilizada principalmente por las hienas hace unos 900.000 años para establecer sus cubiles. No obstante, la presencia humana en la Sierra de Atapuerca está documentada a partir de algunas herramientas aisladas recuperadas en estos niveles, que sugieren visitas ocasionales a Gran Dolina de grupos aislados de Homo antecessor. Se ha empezado a excavar la parte superior de TD5 y se han recuperado abundantes restos de microfauna, los cuales, a primera vista, sugieren un ambiente fresco y húmedo en el exterior. También han salido a la luz algunos huesos de oso (Ursus dolinensis). Por otro lado, en el nivel TD10-2 se han encontrado 8.500 restos de fauna y 2.100 de herramientas de piedra. En cuanto a los animales, predominan los bisontes, mientras que las herramientas están únicamente fabricadas en sílex por el contrario las del nivel TD-1 estaban hechas con una gran diversidad de materiales (sílex, cuarcita, arenisca o cuarzo..). Los investigadores concluyen que el material recuperado en esta campaña es producto de un tipo de ocupación muy especializada, totalmente desconocida hasta el presente en los yacimientos de Atapuerca, así como en el resto de conjuntos de estas cronologías.

Galería

Se han reanudado los trabajos arqueológicos después de 15 años para proteger el perfil norte de la excavación y complementar los estudios sobre las ocupaciones humanas en la Sierra de Atapuerca durante el Pleistoceno Medio. La retirada de sedimentos ha conseguido una superficie de excavación de unos 40 metros cuadrados en la que han aparecido restos faunísticos como costillas, vértebras y mandíbulas, pertenecientes a caballos y ciervos. También se han recuperado algunas herramientas elaboradas en sílex.

Cueva Mayor

En el yacimiento de El Portalón se han encontrado varias vértebras humanas en conexión con numerosos fragmentos cerámicos rotos a su alrededor y también restos de oveja y vaca. En el yacimiento de la Galería de las Estatuas se han recuperado restos de fauna de la época de los neandentales y piezas de su industria. Finalmente, en la Sima de los Huesos, los investigadores hallaron un diente premolar y sendos fragmentos de un cráneo y una costilla de una antigüedad de 500.000 años.

Cueva del Mirador

Se confirma el uso sepulcral de la cueva durante el periodo comprendido entre el Calcolítico (4.500 años) y la edad del Bronce Medio (3.400 años). En el sepulcro colectivo, se llevan ya exhumados los restos de 10 individuos. Estos aparecen amontonados, algunos dispersos y otros en conexión anatómica. En el sondeo del extremo norte, han aparecido restos humanos, algunos con marcas evidentes de canibalismo. Estos podrían relacionarse con los restos canibalizados localizados en el año 2000 en la misma cavidad, que fueron datados en el Bronce Antiguo. El estudio de los restos canibalizados permitió comprobar que habían sido desarticulados, fracturados, hervidos y consumidos.

Lavado en el río

El equipo que se encarga del lavado de sedimentos ha encontrado restos de pequeños animales en todos los yacimientos como hámsters, topillos, marmotas, ratas de agua, sapos o musarañas.    

Fuente: www.diariodeburgos.es

viernes, 22 de julio de 2011

-Fósiles de anfibios y reptiles en la Sima del Elefante.

Los niveles superiores de Sima del Elefante (TE-18 y TE-19), datados en 300.000 años de antigüedad, se han convertido en el área con mayor diversidad de anfibios y reptiles fósiles documentada en Atapuerca en un mismo nivel estratigráfico. En estás áreas, las más modernas del yacimiento, se han rescatado casi 800 fósiles que se corresponden con 77 especímenes de anfibios y reptiles. Así se refleja en el artículo publicado en la revista Geobios por el investigación del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y del Área de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, Hugues-Alexandre Blain.


Entre los anfibios localizados destaca una salamandra, ocho ranas y sapos, una tortuga terrestre, tres lagartos y cuatro serpientes cuyos restos se rescataron entre el año 2001 y 2004 en el Lavadero del Río Arlanzón por el equipo de Microfauna en el que está integrado Blain y que cuenta con la dirección de Gloria Cuenca y la colaboración de Juan Manuel López García. Entre las piezas más singulares destacan los restos de un pequeño anfibio, el tritón palmeado. «Es el fósil más antiguo de esta especie localizado en la Península Ibérica ya que ha aparecido uno en Cantabria pero es más reciente y sólo he encontrado referencias de otro del Mioceno pero en Francia», asegura Hugues Blains. También se han documentado por primera vez taxones (huesos fósiles) de sapo pintojo y de una lagartija de género Podarcis.

Estos estudios paleontológicos sobre los anfibios han permitido constatar el parentesco de estas especies que poblaron la sierra de Atapuerca hace 300.000 años con los reptiles y anfibios que circulan por estas zonas en la actualidad. «Los estudios de biología molecular con análisis de ADN permiten definir el parentesco entre especies y se confirma que éstas se separaron hace un millón de años y con éstos restos óseos han confirmado estas hipótesis» afirma el investigador del IPHES. Y es que los restos localizados en los niveles superiores de Elefante, con 300.000 años de antigüedad, coinciden en un 60% con los reptiles existentes en Burgos en la actualidad y con un 80% de los anfibios de hoy en día. «Con excepción de las tortugas, todas las especies representadas están actualmente presentes en la provincia de Burgos y se confirma que la herpetofauna tenía ya un aspecto muy moderno hace 300.000 años», concluye Blain.

La presencia de estos anfibios y reptiles y en esta cantidad refleja la riqueza de los yacimientos. «Que haya en un mismo nivel tanta diversidad es excepcional y será uno de los más numerosos en España para un tiempo tan corto y puede ser por las condiciones de conservación registradas en este nivel», puntualiza.
Blain forma parte del equipo de Microfauna que cada día puede llegar a lavar una tonelada de sedimento procedente de todos los yacimientos abiertos en Atapuerca. Él se ha especializado en los fósiles de anfibios y reptiles pero existen también micromamíferos como ratones, roedores o musarañas. «La diferencia es que si mis compañeros pueden identificar una especie con un diente, en el caso de los anfibios puedo encontrar hasta 40.000 restos de todo el cuerpo pero el número de individuos es el mismo» asegura. La situación se debe a que los anfibios mueren en las cuevas o entre las rocas porque «entran en ellas en invierno para protegerse del frío y en verano en busca de humedad» mientras que los ratones «no entran en la cueva sino que aparecen al ser consumidos por los rapaces y depositados en la cueva», concluye.

Fuente: www.elcorreodeburgos.com

miércoles, 6 de julio de 2011

-El nuevo puente sobre la Sima del Elefante saca a la luz las antiguas traviesas del ferrocarril minero.

La instalación de un puente en el yacimiento de la Sima del Elefante para permitir que los investigadores trabajen en niveles con una antigüedad superior a 1,2 millones de años ha sacado a la luz las traviesas del denominado ferrocarril minero, que se construyó en el siglo XIX con la intención de transportar carbón y hierro desde Monterrubio de la Demanda a la estación de Villafría y desde allí al País Vasco.
Precisamente gracias a los trabajos del ferrocarril quedaron al descubierto una serie de galerías de cuevas que estaban colmatadas y cubiertas de vegetación y en las que se encuentran los tres yacimientos de Atapuerca ubicados en lo que se conoce como Trinchera del Ferrocarril: la Sima del Elefante, la Galería (que se continúa con la Cueva de los Zarpazos) y la Gran Dolina.
El nuevo puente de la Sima del Elefante permitirá ampliar la superficie de excavación de 40 a 70 centímetros por debajo del camino y acceder a sedimentos fosilíferos más antiguos que la mandíbula y otros restos de un homínido de hace 1,2 millones de años encontrado en este yacimiento y que es considerado el más antiguo de Europa del Oeste.
La investigadora responsable de este yacimiento, Rosa Huget, explicó que la apertura del puente ha servido para ver la forma de la cueva, que va de pared a pared. «Al hacer el agujero del puente han aparecido 12 traviesas del ferrocarril minero (una por metro) y hemos dejado una para saber el nivel por el que pasaba el tren. De este modo, podemos mezclar lo que sería la ocupación más antigua y más moderna de la Trinchera del Ferrocarril».
Los científicos confían en encontrar más restos humanos cuyas cronologías se aproximarían a las de yacimientos africanos. «Esperemos que salgan más restos de este homínido europeo, del que aún desconocemos la especie, y podamos explicar sus actividades, modo de vida y cómo llegó a Atapuerca», apuntó el codirector de las excavaciones de Atapuerca Eudald Carbonell.

Por lo que se refiere a este yacimiento, el grupo más numerosos de excavadores, unas 30 personas, trabaja en el nivel TD10, de una antigüedad de 350.000 años, en el que se ha encontrado un importante registro de fósiles de bóvidos y una industria lítica fabricada exclusivamente en sílex, lo que hace pensar a los investigadores que se trata de una ocupación muy especializada de estos homínidos hacia la caza y el consumo de grandes bóvidos o bisontes. «No tenemos una interpretación concreta de lo que está sucediendo, aunque hay tesis en marcha. Lo que está claro es que en el nivel TD10-1 hay muchos ciervos y caballos y algo de bóvidos o carnívoros y una gran variedad de materias primas para la fabricación de las herramientas, pero en TD10-2 hay predominio de bóvidos y el 98% de las herramientas son de sílex, lo que significaría que preferían este material o no bajaban al río a por las piedra, lo que indica una ocupación especializada», apuntó Andreu Ollé.
Además, otro grupo de científicos excava en el nivel TD6 de este yacimiento, donde aparecieron los primeros restos de Homo antecessor (800.000 años). La idea es bajar a los niveles TD5 y TD4 que tienen una antigüedad de un millón de años. «Hemos encontrado un conjunto importante de fósiles y unas pocas herramientas de piedra. De este modo, sabemos que en Gran Dolina había ocupaciones humanas hace un millón de años, aunque pensamos que de poca entidad», añadió.

En el complejo de yacimientos de Cueva Mayor: El Portalón, Galería de las Estatuas, Galería del Sílex y Sima de los Huesos, que dirige Juan Luis Arsuaga, el trabajo es frenético.
En El Portalón se excava en niveles holocenos, la Prehistoria reciente, la Edad del bronce, la Edad del Hierro e, incluso, del medievo, lo que pone de manifiesto un uso continuado de esta cueva. También se están haciendo estudios de ADN de restos de cabras, caballos, linces y osos.
En cuanto a la Sima de los Hueso, en la que hay documentados restos de una treintena de individuos de hace 500.000 años, la campaña se centrará en escanearla, hacer prospecciones geofísicas y conocer mejor su geología, así como en la excavación de los 300 restos de osos que están sobre los fósiles humanos.
Pero es en la Galería de las Estatuas donde los investigadores tienen puestas sus esperanzas en encontrar restos de neandertales, la única especie que falta en Atapuerca. «Estamos excavando un yacimiento de entre 45.000 y 50.000 años en el que hemos encontrado industria Musteriense, restos de ciervo, caballo y hiena y huesos quemados, lo que indica que vivían los neandertales, pero podemos tardar 20 años en encontrar fósiles humanos como ha ocurrido en otros yacimientos», apuntó Juan Luis Arsuaga.
Los yacimientos de Atapuerca permiten conocer las actividades humanas desde hace 1,3 millones de años a la actualidad.    

Fuente: www.diariodeburgos.es

-Año 1818. Un meteorito sobre las tropas francesas.

Las tropas del general Dorsenne, famoso a partes iguales por su elegancia y por su crueldad con los españoles, estuvieron a punto de caerse de sus monturas la tarde del 8 de julio de 1811. Por un momento pensaron que esos picajosos labriegos habían ideado un arma diabólica y letal, capaz de emitir una batería de cañonazos consecutivos. Tampoco los agricultores ribereños entendían muy bien qué ocurría, paralizados por el ruido -cuentan que se escuchó a una distancia de 7 leguas- y el torbellino de polvo que se levantó en el lugar del impacto, alrededor del que correteaba un gato. Una escena más propia del Medievo, de brujas y hechizos, que del siglo XIX.

El comandante de Aranda de Duero envió a Dorsenne, gobernador del Burgos de Bonaparte, 2 de los fragmentos recogidos por los labradores en la carretera entre la capital ribereña y Roa. Aunque este recogió en sus escritos el lugar del impacto como Berlanguillas, hoy nadie duda de que todo ocurrió en la actual Berlanga de Roa, entonces Berlangas.

El laureado general, cuyo nombre figura en el Arco del Triunfo parisino, donó al Museo del Jardín de Plantas de la capital gala uno de los 3 fragmentos caídos, de aproximadamente un kilogramo de peso. Apenas hacía 8 años que los meteoritos habían sido reconocidos como tales y el interés de los científicos franceses por ellos era enorme. «Su sensibilidad científica era mucho mayor que la española entonces, quizás también ahora», reconoce Jesús Martínez Frías, investigador del Centro de Astrobiología del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (CSIC/INTA) y gran experto nacional en la materia.
El lado negativo de esta peculiar historia radica en que España perdió un extraordinario ejemplar de análisis, protegido por las leyes actuales de patrimonio. Positivamente, nos queda pensar que de otra manera probablemente se hubiese perdido.

El único meteorito caído en suelo español que se encuentra fuera de la península no se conserva solo en el Museo de Ciencias Naturales de París. También existe un fragmento, de menor tamaño, en la colección del Observatorio Astronómico del Vaticano, que por su diversidad está considerada una de las mejores del mundo.

Fuente: www.diariodeburgos.es

domingo, 3 de julio de 2011

-Francisco de Sarmiento, el Alatriste burgalés.

 -Artículo de R. Pérez Barredo en Diario de Burgos.


Supo que morirían todos cuando desde el torreón más alto de la fortaleza vio que la costa se iba llenando de barcos turcos, una flota inmensa que apenas permitía ver la línea del horizonte. Hacía mucho calor y las gaviotas rasgaban el aire alocadas, febriles. Puede que en ese instante Francisco de Sarmiento recordara su hogar, tan lejano y tan distinto de aquel rincón del mundo adonde le había llevado el destino. Los juegos de infancia en las laderas rematadas por otro castillo, el de Burgos, tan diferente de aquel que estaba a punto de defender con su vida; su hogar levantado al abrigo de la iglesia de San Esteban; la estirpe familiar de guerreros nobles que descendía del infante Juan Manuel, hijo del castellano rey Fernando III El Santo; su espíritu militar forjado en las guerras castellanas antes de integrar el glorioso ejército imperial...

Allí abajo había 20.000 otomanos a bordo de galeras y galeotes; por tierra, le habían informado sus hombres que se acercaban hasta 30.000 enemigos cargados de artillería. Ellos eran apenas 4.000. Estaban ya escasos de alimentos y tenían la certeza de que nadie iría a socorrerlos. Pero eran un tercio español, unidad militar que llevaba décadas exhibiendo su poderío en todo el mundo, un ejército de profesionales cuyo valor había traspasado fronteras para construir el mayor imperio que vieron los siglos. Un tercio español no se había rendido nunca en el campo de batalla. Y el Tercio Viejo de Nápoles que comandaba aquel burgalés adusto y bravo no iba ser el primero. Sarmiento se acarició el ala del sombrero, la mano sobre la espada. Con gesto solemne, tras meditar en silencio, ordenó a sus capitanes que lo dispusieran todo.

Era el mes de julio de 1539. El sol ya nunca se ponía en el Imperio Español. El emperador Carlos V gobernaba el mundo con mano de hierro, rodeado de enemigos. Uno de los principales era Solimán El Magnífico, sultán del Imperio Otomano que disputaba la hegemonía española en el Mediterráneo más oriental. Sólo un año antes, los españoles había reconquistado un enclave estratégico en Dalmacia, en la actual Montenegro: Castelnuovo. Pero Solimán El Magnífico estaba decidido a recobrarlo sabedor de que el monarca español tenía demasiado frentes abiertos, y que aquel era uno de sus puntos más débiles. Para ello contrató a Barbarroja, corsario que había exhibido una pericia sin igual en las viejas aguas del Mare Nostrum.
Pero Francisco de Sarmiento no era un militar cualquiera. Forjado en las guerras comuneras de su Castilla natal, en 1531 se convirtió en capitán del primer tercio que combatió en Italia. Su valor fue tenido muy en cuenta, porque poco después fue ascendido. En ese momento era maestre de campo o comandante del Tercio Viejo de Nápoles, encargado de controlar Nápoles, así como las provincias de Benevento o Caserta; islas como Capri; guarniciones como Castel de Oro o Rocasecca; y plazas como la de Castelnuovo, que, aunque en Dalmacia, estaba frente a Nápoles. Sabedores de que Solimán quería reconquistar esta última, el grueso del tercio se acantonó en el castillo.

La diferencia de fuerzas era enorme, abismal. Pero no importó. Los españoles demostraron desde el principio su fama de irreductibles. Durante días, los turcos habían estado cavando trincheras para ubicar bien la artillería; los españoles les sorprendieron varias veces con escaramuzas que entorpecieron ese labor y causaron bajas: como fantasmas silenciosos, varias noches cientos de españoles salieron del castillo y mataron a muchos otomanos. La primera ofensiva se saldó con miles de bajas turcas. La segunda, más de lo mismo. Barbarroja comenzó a irritarse y dispuso que el castillo fuera salvajemente asediado. En aquellas primeras jornadas se produjeron 6.000 bajas otomanas por sólo cien españolas.

Ambos ejércitos sabían que no había posibilidad alguna de victoria española. Por eso, el 23 de julio, un día antes de la gran ofensiva otomana, Barbarroja hizo a los sitiados una oferta generosa: los dejaría marchar a Italia sin atacarlos si deponían las armas. No resulta complicado imaginar a Francisco de Sarmiento meditar aquella propuesta. Tal vez se mesara la barba, el ademán reflexivo; puede que se asomara a la más alta almena y sintiera vértigo al ver alrededor del castillo a 50.000 hombres; puede que echara un vistazo a los suyos: hambrientos, cansados y mal vestidos pero con la mirada fiera, digna, valerosa. Se sabe que el comandante burgalés habló con sus capitanes; y que la respuesta fue escueta pero clara: «Vengan cuando quieran».

Barbarroja montó el cólera y atacó con todo durante días. Los españoles se fajaron como titanes. Tanto que muchos otomanos, incluido su jefe, tuvieron que recular y regresar a los barcos. Pero el número de hombres acabó imponiéndose pese a que el 5 de agosto el saldo era poco menos que increíble: 20.000 turcos muertos por 3.000 españoles. Ya con la barbacana derruida Barbarroja ordenó el asalto definitivo y con una orden expresa: quería la cabeza de Francisco de Sarmiento. Los españoles, con el burgalés al frente, se batieron cuerpo a cuerpo a pica, espada y cuchillo. No se rindieron y lograron expulsar a los atacantes. El castillo de Castelnuovo no cayó hasta el día 7. Murieron todos los españoles, Sarmiento incluido, y sólo fueron hechos prisioneros doscientos hombres, todos heridos. Barbarroja ordenó degollar a la mitad; el resto fueron enviados a cárceles de Constantinopla.

Posiblemente no fueran los hombres más honestos ni los más piadosos, pero a fe que fueron unos hombre valientes. Este remedo del arranque de la novela de Arturo Pérez-Reverte sobre su literario espadachín español Diego Alatriste y Tenorio podría extrapolarse perfectamente a la figura real del soldado burgalés Francisco de Sarmiento y a sus hombres. La gesta de Castelnuovo se conoció en todo el mundo, lo que contribuyó a incrementar la leyenda de los tercios españoles, que aún se extendería durante siglos por otras latitudes. La heroicidad del Tercio Viejo de Nápoles, conocido también como Tercio de Sarmiento en honor de su comandante burgalés, ha sido comparada en la historia con la de los 300 espartanos de la Batalla de las Termópilas.

Cuentan algunas crónicas que años después, en 1545, entró en el puerto de Messina un barco tripulado por presos fugados de los penales de Constantinopla entre los que se encontraban supervivientes del Tercio de Sarmiento. La gesta de los españoles fue cantada por poetas de la época. Para la eternidad estos versos de Gutierre de Cetina, soneto inmortal titulado A los huesos de los españoles muertos en Castelnuovo: «Héroes gloriosos, pues el cielo/os dio más partes que os negó la tierra/ bien es que los trofeos de tanta guerra/ se muestren vuestros huesos por el suelo./Si justo desear, si honesto celo/ en valeroso corazón se encierra,/ ya me paresce ver, o que se atierra/ por vos la Hesperia vuestra, o se alza a vuelo:/ No por vengarnos, no, que no dejasteis/ a los vivos gozar de tanta gloria/ que envuelta en vuestra sangre la llevasteis,/ sino para aprobar que la memoria/ de la dichosa muerte que alcanzasteis/ se debe envidiar más que la victoria». Amén.

Fuente: www.diariodeburgos.es


Francisco de Sarmiento fue el tercer hijo varón de D. Antonio Sarmiento y Manuel (Burgos, ca. 1443 — Idem. 22.X.1523) —«alcalde mayor de Burgos, bisnieto de Garci Fernández, Adelantado de Galicia, hermano de los ilustres señores D. Luis de Acuña, Obispo de Burgos, y de D. Pedro Girón, Arcediano de Valpuesta», como reza su epitafio sepulcral— y de doña Maria de Mendoza y Zuñiga (Almazán, ca. 1464-68 — Burgos, 19.X.1513), hija de Pedro Gonzalez de Mendoza “el Gordo”, I conde de Monteagudo, y de Isabel de Zuñiga o Estúñiga, hija a su vez de los primeros condes de Miranda.

Sus hermanos mayores fueron el capitán Garci Sarmiento (Burgos, ca. 1489 - Djerba, 1510), cuya heróica conducta y muerte en el primer desastre de los Gelves glosan los cronistas coetáneos, y Luis Sarmiento de Mendoza (Burgos, ca. 1492 - Lisboa, 1556), Caballero calatravo (1546), comendador de Biedma (1541-1546) en la de Santiago y de Almuradiel (1546-56) en la suya, embajador de Carlos V en Portugal (1536-1543 y 1552-56), apoderado de Felipe II en la ceremonia de su primer matrimonio con María Manuela de Portugal, celebrado por poderes en Almeirim (12.V.1543) y, desde entonces, caballerizo mayor de la princesa,madre del príncipe D. Juan (1545-1568).

Por la progenie de éste hermano, del que Salazar y Castro (1949; I,50) no aporta ninguna información, nuestro Francisco fue tío del homónimo Francisco Sarmiento de Mendoza (1525-1595), obispo de Astorga y de Jaén, como también de sus hermanos Antonio Sarmiento de Acuña (1528-91), señor de Castrofuerte, paje del malogrado príncipe D. Juan, que peleó contra los moriscos de Granada, en Lepanto y en Túnez, y de Leonor Sarmiento y Pesquera, esposa de Garci Sarmiento de Sotomayor, IV señor de Sobroso y de Salvatierra.

A su vez, fue sobrino de los ya mencionados Luis de Acuña y Osorio (1424-1495), obispo de Burgos —que antes de profesar en el orden sacerdotal fue padre de Diego de Osorio, señor de Abarca y de Villaremiro, y de Antonio de Acuña, el llamado “obispo comunero”, ambos primos carnales suyos— y del arcediano Pedro Girón (Burgos, ca. 1441 – Idem, 18.X.1504), fundador del convento de San Esteban de los Olmos, que era hermano entero de su padre, mientras que el primero lo era solo de madre, fruto del primer matrimonio de doña María Manuel con Juan Alvarez Osorio.

Entre sus tíos-abuelos hallamos al II conde de Monteagudo, al II marqués de Mondéjar y al V conde de Benavente, parentela que nada tiene que ver con la que apunta Karlo Budor (2005), tratando de encajar a unos Sarmientos establecidos en Castilnovo (Herceg Novi) tras la reconquista turca entre la enjundiosa y conocida estirpe de nuestro personaje.
Conocida, sí, aunque no del todo, pues en una carta del Condestable de Castilla, Iñigo Fernández de Velasco, II duque de Frías y IV Conde de Haro, al cabildo burgalés, fechada en 1527, ordenaba que se encargara de un determinado servicio «mi sobrino, el regidor D. Francisco Sarmiento».